La Trufa, el tesoro de la tierra que cada temporada es más buscado, más apreciado y más valorado da un plus de sabor a esta sal y la convierte en el mejor aderezo para carnes blancas y sobre todo, pastas y risottos.

Este hongo comestible, redondeado y con un intenso color pardo o negruzco en su exterior y blanco o marrón por dentro (identificativo de la calidad superior o extra de la trufa) se desarrolla bajo tierra y son los perros especialistas en reconocerlas los que las detectan a los pies de los árboles, especialmente los robles.

La Trufa Negra, la utilizada en este combinado con Sal, es la denominada «trufa de invierno» y es que su temporada es de noviembre a marzo, meses en los que se centra su búsqueda y recolección y decimos búsqueda porque hay que ser especialista en poder detectarlas y además, extraerlas con sumo cuidado para no romperlas, partirlas o incluso, dañarlas. Un auténtico manjar de nuestra gastronomía cuyo precio lo merece y que nosotros la hemos fusionado con nuestra mejor sal para que tus platos queden exquisitos. Además de ser exquisita, la trufa entraña todo un secreto y es que aún se desconoce la forma en la que se genera.

A su sabor inconfundible, se le suman los beneficios que aporta para nuestra salud como:

– Por su alto contenido en antioxidantes, se la conoce como «el botox natural». Así que inclúyela en tu alimentación y tu piel lo notará.
– A pesar de su color tiene un efecto blanqueador muy potente y ayuda a suavizar e incluso eliminar las manchas de la piel.
– La piel se tonifica, limpia y aparece más tersa y libre de impurezas.
– Tienen un alto contenido en agua así que están muy indicadas para quienes desean reducir su peso.
– Ayuda a reducir los niveles de glucosa en sangre.

Si a estos beneficios le sumamos los aportes de la Sal Blanca… El resultado es extraordinario.